domingo, 17 de agosto de 2008

CONVERSACIONES PELIGROSAS

En diálogo con Gregorio Kazi.

A continuación, reproducimos un fragmento de una extensa conversación que mantuvimos con Gregorio Kazi hace pocos días cuando, gracias a la generosidad que lo caracteriza, vino a contarnos acerca de una práctica colectiva: “En los Jardines del Hospicio”, revista que dirigió durante tres años (1990-92) en el hospital psiquiátrico que se encuentra afuera de esta cárcel. Sin embargo, para nosotros, lo que se tejió en ese encuentro fue, más que el relato de una experiencia; un modo de poner a trabajar la pedagogía del lado de los oprimidos.
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Caracoles: - Yo cuando estuve en el Hospital que está del lado de afuera de esta pared me dediqué a pintar y me dediqué a hacer cosas; mi rebelión pasaba por hacer cosas. Todo el edificio que está ahí, ahora, esas paredes están pintadas. Pintando aprendí a manejar mi bronca. Una vez estuve internado en otro hospital hice una revista con la colaboración de gente que uno encuentra en el camino cuando hace las cosas bien. Las fotocopiábamos y era un espacio donde descargar y poder tener un camino de expresarse. Yo no estoy en contra de la terapia pero...

Gregorio: - Uno no es escuchado...

Caracoles: - No a uno no lo escuchan y por más que a mí me muestren carteles diciéndome que tengo una patología x, no importa, porque no me importa un carajo. Yo sigo siendo (se nombra) soy y tengo una cabeza y un corazón que vive y no me dejan vivir tranquilo. Yo no maté a nadie. Me intente matar, eso sí, de lo cual me arrepiento. Me intenté matar porque me llevaron a eso. Esta psicóloga muy lacaniana que me atendía....Llegó un momento donde me caí a un precipicio, te das cuenta, y ya no había pintura, no había escritura. Había locura, desesperación porque la misma terapia no me funcionó. Llevó a descontrolarme más. Me hace mejor venir acá. Escribir. Agarrar un papel y descargarme en un papel que estar con la psicóloga. Ya estoy podrido y es como que no me dejan morir en paz. Yo me quiero morir en paz.... Ya estoy podrido de que el estado se ocupe de no dejarme morir en paz pero no se ocupe de darme un laburo, de darme contención verdadera de salud, porque vas al hospital y te dicen tomá este antibiótico vas al laboratorio a comprar y no tenés plata y terminás bajo el famoso juez y después el juez te mete en un lugar como éste.

Gregorio: - Lo que comenta el compañero es así...

Caracoles: - Sí nosotros lo escuchamos y es así porque a veces el psicólogo o el psiquiatra al que él le estás hablando está mirando el techo. Vos no entendés lo que te quieren decir... Lo que él dice es lo que queremos cambiar.

Gregorio: - Lo que van contando ustedes, lo que dice el compañero de encontrar un espacio en el cual, como vos decías, cuando uno tiene ganas... Eso es decisivamente reconocernos como personas, pero en las potencias, en nuestras capacidades, en nuestras singularidades. No: él es neurótico, él obsesivo, yo soy esquizofrénico, el es...

Caracoles: - No, no. Vos sos Gregorio.

Gregorio: - Ahí está, perfecto. Porque nos reconocemos como sujetos. Lo otro es sacar el nombre poner un rótulo; pero sobre todo dejar a la persona en lo que “supuestamente” no puede. Vamos a suponer: si yo soy fóbico no puedo salir, pongámosle que yo no puedo salir a la calle, que tengo miedo. Yo tengo, sin embargo, “n” infinitas otras capacidades de producción... De producción de vida, no de producción de capital. De hacer instalaciones, de juntarme con otros, de unir nuestras capacidades de sublevarnos a los que nos está oprimiendo, es decir, capacidad de creación, de invención. Ahora en lugares así...

Caracoles: - Es lo mismo, mirá yo en el 93 me puse a trabajar para una institución como operador socio terapéutico. Eran comunidades terapéuticas donde sacábamos chicos de las cárceles... Cuando vi que la institución estaba haciendo guita con eso, me dio una bronca bárbara. No les interesa si vos estás en una comunidad terapéutica para recuperarte; les interesa el ingreso bruto tuyo. ¿Entendés..? Lo que me tienen podrido a mí son las instituciones. Las instituciones que son regidas por esta clase de locos. Porque yo no soy loco, los locos son ellos. Y de última si soy loco, y lo reconozco, el loco no reconoce su locura. Yo te lo digo: estoy loco.

Reímos.

Gregorio: - pero como decíamos el punto está en no reproducir la lógica de ellos. Y la lógica de ellos es lo individual. Es así de básico: “individual”, ellos dicen: vos; fóbico, vos; neurótico; vos... No dicen: vos persona, porque si te reconocen persona; te reconocen vinculado a él, a él, a ellos. Es decir; nos reconocen personas relacionadas. Ahora: si uno se come el diagnóstico individual...¿Ustedes vieron la película “V de Venganza”? ¿No?
¿Vieron que el pibe tiene una máscara? Él no quiere el rostro individual, él quiere el rostro colectivo. Cuando a la pibita, al final, le preguntan: - ¿y ese quién era? Ella responde: -él era vos, era él, era yo, eran todos. Porque sino uno cae, ahí, en responder individualmente y de individuo a individuo ellos tienen toda la fuerza, toda la máquina.

Caracoles: -La máquina de picar carne nos devora individualmente.

Gregorio: - De a uno. Cuado nosotros escribíamos la revista que hacíamos “En los Jardines del Hospicio”, estoy hablando del 90, 91, trabajábamos con los milicos dando vueltas. Entonces los tipos te pegaban un palazo y no tenían que dibujar nada. Sin embargo, la revista, no la podían controlar por que era una producción colectiva. Me podían agarrar a los palos a mí yo pegarle una trompada al otro, afuera. ¿Se entiende? Pero colectivamente no podían.

Caracoles: -Hablando de lo colectivo esto es acá en todos lados afuera de los muros. Tendríamos que salir todos simultáneamente en el mismo lugar. Tendría que hacerse pero no se hace.

Gregorio: - Sí, pero vos fijate que, aún en este lugar, hay una potencia; estamos juntos. Y estamos reconociéndonos como personas capaces de inventar, de crear, de generar vida en un lugar así.

Caracoles: - Yo te quiero hacer una pregunta. Yo me voy a atender con el psiquiatra, con la psicóloga y yo hablo de una manera rara y yo le pregunto a la psicóloga por qué hablo así y ninguno me saben contestar. No sé de donde lo aprendí.

Caracoles: - ¿ Por que querés una respuesta?

Caracoles: - Si la mediunidad no tiene relación con la patología.

Caracoles:-¿Qué cosa?

Caracoles:- La mediunidad. Son como espíritus que te atraviesan hablando otras lenguas....

El compañero canta, luego, agrega:- Así como esas palabras me vienen muchas y ninguna de estos que están acá me dice por qué. Y yo por eso me estoy enfermando de la cabeza

Gregorio: - ¿Por eso?

Caracoles: - Sí

Gregorio: - Es una capacidad de creación que tenés. Una capacidad que muchos no tenemos. Saber una lengua sin haberla aprendido. Hay gente que nunca aprendió a pintar y, de pronto, hace un cuadro del carajo.

Caracoles :- ¿Y si tratamos de inventar entre todos qué es lo que dice ese canto?

Caracoles: - Pero me parece que si hacemos eso nosotros estamos medio locos!

Volvemos a reír.


Caracoles: - Gregorio, a nosotros nos gustaría que vos a partir de todo lo que escribiste y llevaste a la práctica junto a otros colectivos que luchan en contra de estas instituciones, nos explicaras por qué los manicomios son funcionales al capitalismo. ¿Podés desarrollar esa idea para que la entendamos mejor?

Gregorio: - Sí, cómo no. Veamos... Todas las sociedades toda la producción de la historia de la filosofía, desde Grecia en adelante, se funda; nace, con una ambigüedad, incluso en Grecia: proclamar la libertad encerrando. En Grecia, era libre el veinticinco por ciento de la población, y eso que los griegos supuestamente son los creadores de la democracia, la libertad, los no gobiernos despóticos. Ese veinticinco por ciento rechazaba todas las formas de totalitarismo; pero era ese veinticinco por ciento el que sometía y esclavizaba al setenta y cinco por ciento de la población.

Caracoles
: - Justificaban su actitud...

Gregorio: - Más que justificar eran perversos; no en el sentido de la psiquiatría.

Caracoles: - Porque decían una cosa y hacían otra

Gregorio:- Claro...

Caracoles: - Los desterraban...

Gregorio: - El destierro era la forma más terrible. Fíjense que Sócrates entre el destierro y la cicuta; elige la cicuta; porque era peor el destierro que la cicuta.
Pero hay otra cosa, lo que se llamaba la familia, los niños, las mujeres y los esclavos tomados en guerra no eran considerados humanos. Con el nacimiento del capitalismo la proporción cambió terriblemente. Porque en Grecia era veinticinco por ciento libre, ahora, cuánto es? Habrá un uno por ciento que tendrá el ejercicio de la libertad, que ellos consideran libertad?
Pero en el capitalismo se inventan dispositivos e instituciones de individuación que explotan, reprimen, oprimen, extraen el valor del trabajo: convirtiéndolo en capital para el dueño como medio de producción. Con una condición; que el sujeto crea en su sacra individualidad, que renuncie a su “socialidad”, a su capacidad de relacionarse con otros.
Los tipos inventan esos dispositivos, eso lo habla mucho Foucault cuando...

Caracoles:- Sí, sí yo lo leí

Gregorio:- cuando hace referencia a las cárceles, los hospitales, lo manicomios, las escuelas, como formas de disciplinamiento; pero son muchas las instituciones que reproducen esa misma lógica individual. ¿Quiénes inventan estos lugares? Los dueños de los medios de producción. Porque esos dueños necesitan medios, seres humanos aislados para reproducir el capital y sus intereses, para así ganar más plata y reproducir su visión del mundo.

Caracoles
: - Pero la historia nos mostró que la opresión no es excluyente del capitalismo...El estalinismo, también oprimió. Yo digo, me parece...

Gregorio:- Lo que el compañero dice sobre el estalinismo es interesante.. A ver el decir que la Unión Soviética fue la consumación, la realización del marxismo es un terrible engaño. Es otra forma de reproducción de capital la Unión Soviética fue otra manera imperial de reproducir capital y es increíble porque los tipos hacen una abolición del monopolio de los medios de producción y la propiedad privada; pero incrementan al máximo los niveles de reproducción y dominación cultural, sí. En realidad cuando los chinos, Mao, dicen que la Unión Soviética es la contracara del imperialismo capitalista, es decir, que son inmanentes entre sí, se corresponden, son solidarios entre sí, y que eso de la “guerrita fría” es una “mentirita” entre ellos para mantener formas de explotación feroces; ya no por el capitalista, sino, en la Unión Soviética, por el burócrata que también se enriquecía sobre el resto de los sujetos del campo social. Por eso, cuando yo digo capitalismo, digo: capitalismo: igual, imperio. De ahí que haya empezado con Grecia. Grecia era un imperio. Roma fue un imperio. La Unión Soviética era un imperio. Capitalismo, con toda su diseminación, Estados Unidos a la cabeza, es imperio. Yo acuerdo con vos; incluso les digo uno cosa; mi padre luchó directamente contra la Unión Soviética. Era un grupo húngaro que luchaba contra el imperialismo soviético por la realización del marxismo, era del grupo de un filósofo que era Lukács. Hicieron la revolución húngara, y no es verdad que esos grupos –igual que Checoslovaquia después, quisieran el capitalismo. Lo que buscaban era la realización del marxismo.

Caracoles:- Y cuando se separan Engels y Marx...

Gregorio:- Bueno ahí hubo varias Internacionales en el medio, eso es un kilombo...Pero muy sintéticamente dicho estos lugares forman parte de las instituciones... Esta es una de las más descarnas, de las más feroces...No, no, no; dicen los tipos, cómo que vos sos un ser social? ¿Cómo que vos cantando querés comunicarte con el otro? ¿Cómo es que moviéndote como se te ocurre querés afectar al cuerpo del otro? ¿Cómo que con tu delirio interpelás la racionalidad del otro? Yo te voy a aislar... Capitalismo. Si se quiere, podríamos, mejor, recurrir a Gramsci, y hablar de las hegemonías que detentan la capacidad de manejar los micropoderes, y los macropoderes que van serializando cabezas individualistas absolutamente. El que se desvía de eso es enviado a alguna institución de corrección para que sea un individuo. Para que responda individualmente. Que le importe un carajo el otro. Que no sienta nada en relación al otro. Que no invente. Que no cree... En ese sentido el manicomio, que también se llevó a los países del este, es una invención de serialización de individuos. Insisto; de las más hija de putas porque, aparte, justificada en nombre de la vida y de la salud. Dicen: “a vos te vamos a curar, pobrecito, y en realidad lo que hacen es destruirte. Y está toda la construcción científica (la psiquiatría nace en los albores del capitalismo) que justifica estas formas aberrantes de moralizar al sujeto a la persona. Encima tienen un millón de libros, de esos algunos leí, y todos justifican científicamente el accionar de la psiquiatría, el haloperidol, el artane, tienen todos justificación científica. Pero uno se pregunta: científico respondiendo a los intereses de quién, y de qué, para qué. De nuevo, eso que decía Foucault: vigilar castigar, encauzar, serializar, homogenizar, y los perversos que hacen eso, lo hacen en nombre de la diversidad, en nombre de lo diverso. En nombre de la salud enferman y matan. En nombre de la libertad encierran. Entonces, ahí el recurso de la producción estética, es valiosísimo. Que todos los autores que nombraron hayan estado recluidos. Nietzsche, estaba recluido, porque todos decían: a éste sáquenmelo de encima por que viene a joder todo lo que existe, pero, igual, él en su cabeza tenía a todos los demás, el seguía dialogando con Schopenhauer, discutiéndole a Wagner. Artaud a todos sus compañeritos surrealistas. Lautremont a Gasset, sobre la base del discenso entraban en tramas relacionales. O en su forma, Girondo, acá, con todo el grupo de Pellegrini. Eso los tipos por más que quieran, se les fuga, no lo pueden capturar, cómo hacen para joder lo que pasa acá, eso, o esto, o esto, por eso la importancia de lo colectivo.


Caracoles: - Hay un chiste que quiero contar de lo colectivo. Resulta que estaba el director del hospital que está afuera, en el patio, y había como treinta locos que estaban : (imita el sonido de una locomotora ) chucu - chucu - uh - uh. Chucu - chucu - uh - uh. Al otro día, a la misma hora: chucu - chucu - uh- uh... Y así estuvieron como una semana, viste. Hasta que se acerca otro psiquiatra y le dice: - ¿ Qué es lo que le pasa, doctor? ¿Tanto le molesta el ruido?. Entonces el doctor contesta: - No, lo que me mata es el humo.

Risas.

Gregorio: - Les cuento otro chiste que está en una de las revistas que les traje, dice: - ¿Sabés cómo le llaman a este Hospital? Colectivo 111. ¿Por qué? Porque empieza con uno, sigue con uno y termina con uno.

Reímos , otra vez.



Gregorio Kazi
Psicólogo. Coordinador académico del Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos .

RELATO DE VIDAS




Cuanto más yo sienta, cuanto yo más sienta como varias personas / cuanto más personalidad yo tenga/ Cuanto más intensamente, estridentemente las tenga /cuanto más simultáneamente diverso, dispersamente atento/ Esté , viva, sea/ más poseeré la existencia total del universo/ Más completo seré para el espacio entero de afuera.

Álvaro de Campos/ Fernando Pessoa



Yo tengo diez hermanos, siete sobrinos, un hay - jado. Y cuñadas. Estoy en una celda de seis piernas. Me saqué dos muelas el otro día. Hace dieciséis años que estoy en estas instituciones. Convivo con cinco personas. Van transcurriendo las semanas, los meses. Veinticuatro horas tiene el día. Son cuatro paredes donde estamos. Me siento un soñador no un esquizofrénico. A mí me gustaría expresarme como el que soy.


Lo que más me gustaba era llevar a Cupido, un foxterrier mezcla, a la isla Maciel. Lo llevaba a navegar conmigo. Le daba indicaciones con voz de mando para que se detuviese en las esquinas. También lo llevaba a la calesita todas las tardes. Le festejaba los cumpleaños..
La enfermera Antonia del hospital donde estaba internado fue la que tenía la estanciera donde me llevó papá. Un día me desperté en esa estanciera y estaba en medio de la ruta, Ahí me di cuenta que tenía la cabeza rapada. Me habían hecho la lobotomía. Yo no sé por qué; pero a papá lo estafaron. Porque, igual, seguí escuchando voces.
Después crecí y me hice actor. Fui figurante de escena del teatro Colón. Y extra en varias películas. Estoy en la primera escena de “Hombre mirando al sudeste”.
Cuando Cupido enfermó empecé a escribir acrósticos. Ya llevo escritos como trescientos. Cuando murió lo enterré en un cementerio para perros. Iba a visitarlo una vez por semana.
Por eso yo quiero que me devuelvan la plata de mi pensión, porque en la tumba de Cupido debe estar creciendo el pasto.


Me acuerdo de una vez que conocí el campo con mi hermano agarrado de la mano. Corríamos sobre el césped. Brotábamos de alegría. Corríamos sin parar. De pronto, vimos un potrillo. Lo acariciamos. Era tranquilo y también atado. Lo desatamos y lo montamos. Cabalgamos con él hasta cansarnos. Después lo dejamos en libertad. Desde lejos lo miramos irse, con esa mirada penetrante que es alegría de infancia


El caballo más hermoso que jamás se había visto fue parecido a mi caso. Un día en un campo de Verónica caí de un bello macho enfurecido. Siempre he creído - al sufrir más de dos horas, después del duro golpe (fui enyesado, codo izquierdo con muñeca derecha), que
no tendría que haberme subido a ese caballo. ¡Ay mamita que dolor! De ahí me ha quedado mi aversión a esos animales y mi mala suerte en el hipódromo.


Nací en merlo. A los seis años me clavé la reja en el ojo. A los ocho murió mi mamá y mi papá. A mí y a mis hermanos nos llevaron a un hogar de donde después nos separaron. Ahí empecé a fugarme de todos los hogares donde me mandaban. Conocí la droga a los nueve años. A los doce falleció mi mejor amigo. En las instituciones sólo aprendí a sufrir más de la cuenta. A pelear y hacer motines para dejar de sufrir. A estar abarrocado con las esposas. La sociedad no me da una oportunidad. Entonces cuando salgo me angustio y me corto los brazos. Me corto en los momentos de tristeza. A veces no doy más.
Hasta que un día llegué a este lugar. Me dicen que soy loco y yo la única locura que tengo es la de no poder disfrutar de una familia mía, la propia. Tener el talento de inventar temas y no poder demostrarlo. Un recuerdo lindo para mí es poder acordarme de cómo me besaba mi mamá en la frente cada vez que me iba.

Si tuviera otra vez la posibilidad de ser chico jugaría con papá a la pelota. A mi hermana no le pegaría más. Ni tampoco a mis compañeros de la primara. Usaría pantalón corto.

A mí lo que más susto me da son las arañas. Les tengo miedo porque ponen huevos en la carne de los hombres.

El patio delantero de mi casa tenía un tobogán y una calesita blanca. Yo jugaba con mis amigos y mi papá nos hacía dar vueltas. Lo que más odiaba era el olor a coliflor que había en toda la casa, cuando llegaba de la escuela.


FotoGRAFIAS

-Volando en un ala delta

-Se ve mejor mi casa desde la montaña

-Esa luz radiante me abrigaba en aquel verano

-Mi papá en una tranquera sonriendo

- Una oveja. Mis amigos y yo bañándola.

- ¡Qué buena estaba esa paso de los toros!

- La cara de mi psiquiatra diciéndome: - Usted no debería leer ese tipo de literatura ¿Acaso no sabe que Artaud mató a su mujer?

- Regreso del trabajo.

- La gota del lluvia se me deshizo en el agujero del jogging.

viernes, 1 de agosto de 2008

CANTATA

"La poesía debe ser hecha por todos”

(LAUTREMONT)








En el patio de la cárcel un hombre, sentado sobre un banco, tiembla. Con la espalda jorobada como un soldado cargado mira el piso de cemento. Sin embargo, un día, amanece y arrastrando los pies llega hasta un sitio. Allí, este poema, otra carta, aquel decir. Entre unos y otros, el hombre, escucha y decide quedarse. Se sienta. Como antes en el patio, tiene el cuerpo ido hacia adelante, pero en lugar del cemento, abajo de sus ojos, ahora, está el papel. Con avidez toma el lápiz. Y de rasgos imprecisos, no se sabe cómo, va escribiendo: nuestra lengua se mueve...


Lo que vemos es que hay personas que estando en visita... Como vemos a muchos que salen dopados con la boca abierta. Y toda la saliva caída. Las madres los ven. No saben por qué su hijo está así. Y la madre se da cuenta. Que así no lo trajo a su hijo. Por lo menos antes de entrar acá era otra persona. La boca la tenía cerrada. Se le abre la boca. Sin querer. Y no sabe cómo decir. Y anda. Como un sonámbulo. Dando vueltas. De un lado al otro de esta cárcel. Nos hacen deambular por el patio. Con una pava, un pedazo de pan. Deambular como si fuésemos tontos.
El patio del hospicio es como un banco a lo largo del muro.Cuerdas de los silencios más eternos.Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.¿A quién llamar?¿A quién llamar desde el camino tan alto y tan desierto? (fijman)
Supuestamente deberían curarnos. No darnos mucha pastilla como si fuéramos unos estúpidos. Y si no tenemos un lugar fijo donde establecernos? Como es el caso de la mayoría de nosotros. Para tomar la libertad seguimos encerrados. Ellos saben. Que no tenemos a nadie. Que estamos a la deriva. Sin apoyo de un familiar, de un amigo...No hay ninguna intención de aliviar cuánto sufrimos.Y encima salen a hablar de nosotros como “menesterosos de lazo social”. La gente tiene que saber que nos tienen acá para matarnos poco a poco. De hace mucho.

Y cuando nos sacan de esta Unidad es para mandarnos, no, a que tengamos una vida con dignidad. Sino para volver a encerrarnos en otras fábricas de locos. Porque ellos cobran por nosotros. O sea lo que a ellos les conviene es que sigamos judicializados. No es que nos vamos de acá a una clínica y no tenemos más juez; no. Te mandan a una unidad terapéutica entonces facturan, facturan todos con nosotros..
"...por vuestra ley inicua ustedes ponen en manos de personas en las que no tengo confianza alguna, castrados en medicina, farmacéuticos de porquería, jueces fraudulentos, doctores, parteras, inspectores doctorales, el derecho a disponer de mi angustia, de una angustia que es en mí tan aguda como las agujas de todas las brújulas del infierno. Toda la azarosa ciencia de los hombres no es superior al conocimiento inmediato que puedo tener de mi ser. Soy el único juez de lo que está en mí..." (artaud)
Yo por hablar con la psicóloga de una manera, en otro idioma, dicen que estoy loco. Si yo hablo de esa manera no es porque yo estoy loco, sino porque se me vino un día hablar así. Se me vino a la mente, entonces, yo le dije a la psicóloga: mire como hablo; ¿qué quiero decir yo? Y nadie sabe decirme lo que yo quiero decir. Y lo mío es como un don; no como ellos dicen un complejo de persecución psíquica. Empezó una vuelta. Estaba caminando por un barrio judío a la noche. Una madrugada. Empecé a cantar en esta lengua que canto. Pero me toman como chiflado. Me tratan de loco. Por eso, yo rara vez hablo.
"...porque está persuadido de que soy un alienado y porque se halla enfrente de mí en la posición del médico del asilo frente al internado, y que el médico siempre tiene razón contra un encarcelado, porque le basta afirmar, y el enfermero siempre está en el error porque en tales casos aún sus afirmaciones de hechos entran en la categoría de un delirio catalogado, cualquiera sea la lucidez que emplee en expresarlos..." (artaud)
Aparte de los golpes que nos dan los celadores.Anoche. Sin ir más lejos, llevaron a un muchacho que tuvo una descompensación. En realidad no lo llevaron; como estaba descompensado lo agarraron a los golpes. La policía lo agarró para afuera para que lo llevara el psiquiatra de turno. Lo bajaron a los golpes. Se sentían. No lo veíamos pero se escuchaba. Y quedó en buzones.
"¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!..." (ginsberg)
Lo mismo que un muchacho en frente de nuestra celda que le dolía el oído. Gritaba para que lo vengan a atender. Y se escuchaban los gritos del dolor que tenía. Como gritaba tanto, lo agarraron. Lo sacaron. Se cansaron los celadores de escucharlo gritar. Y lo metieron en un buzón y lo ducharon con agua fría. Y le empezaron a pegar. Y lo dejaron en bolas. Cuando volvió, a eso de las dos horas, tenía golpes en los dos hombros. Y lo volvieron a traer con el mismo dolor de oído y los golpes. A palos y agua fría. Así nos tienen.
"...Van Gogh no murió a causa de una definida condición delirante, sino por haber llegado a ser corporalmente el campo de acción de un problema a cuyo alrededor se debate, desde los orígenes, el espíritu inicuo de esta humanidad, el del predominio de la carne sobre el espíritu, o del cuerpo sobre la carne, o del espíritu sobre uno u otra. ¿y dónde está, en este delirio, el lugar del yo humano? Van Gogh buscó el suyo durante toda su vida, con energía y determinación excepcionales. Y no se suicidó en un ataque de insanía, por la angustia de no llegar a encontrarlo, por el contrario, acababa de encontrarlo, y de descubrir qué era y quién era él mismo, cuando la conciencia general de la sociedad, para castigarlo por haberse apartado de ella, lo suicidó..."(artaud)
Y estas cosas suelen pasar a partir de las seis de la tarde. Que ya no hay más psiquiatra de turno. O los fines de semana. La vieja Unidad sale a escena. Cuando el lunes vienen los profesionales “civiles” la golpiza la justifica el jefe de turno con algún brote psicótico y, bajo amenaza, no le vas a decir al psiquiatra que te pegaron y si le decís al psiquiatra que te pegaron, al psiquiatra le importa un carajo.
En primavera, un pájaro enjaulado sabe bien que hay algo para lo que podría servir, siente muy bien que hay algo que hacer, pero no puede hacer nada; ¿y de qué se trata?... No se acuerda bien, tiene ideas vagas y dice: "Los demás hacen sus nidos y tienen pequeños y los alimentan"; y después golpea su cabecita contra las rejillas de la jaula. Pero la jaula resiste, y el pájaro enloquece de dolor. Mas el prisionero sigue vivo, no muere; por fuera no se ve nada de lo que tiene dentro... (vincent)


DIAGNOSTICO

Deriva poética
(A partir de Fiebre 39, 5 de Silvia Plath)


Estoy afiebrado.
¿Qué significa esto?
El médico me mira
lúgubre
me diagnostica; gripe.
-Hambre de apego, Dr. Herr
que necesita su libertad
para sanarse

Pero ellos son la autoridad.
Compete, además, a su función
Poner...
en ......
orden .....
el......
mundo......
de..... mis.....
emociones

¡Locura! ¡Locura!
Sus lenguas son torpes, torpes como las triples
lenguas del torpe y obeso Cancerbero

Dolor del alma

Un querer de una mujer

Soledad.

Mis yemas claman
el olor indeleble
de una vela que se apaga

Van per
diendo t-una piel
t-una caricia


mi lengua
busca el idioma
del humo que a baja altura ondula

Amor, amor,
los cuerpos de los adúlteros
locos como cenizas de Hiroshima
consumiéndose

A tus palabras
la mía boca hablar
quiere

Y al no poder besar la araña
que corre por tu cuello
¿Qué es lo que queda de mí
salvo el invierno?

Me destapo
las sábanas pesan
Me dejo morir
hasta la próxima reja

Privación de
Las voces que fui en vos

Recuerdo:
Tu vientre
en las paredes de la celda

Detenido
Momento de tormenta

Tres días. Tres noches.

Tu cabeza sobre mi hombro
¡El pecado, el pecado!

Agua con limón, agua
de pollo, el agua me da arcadas.

En este lugar no se permiten las visitas íntimas para “evitarnos descompensaciones”.
Además, a los muy pocos que tenemos mujer
se nos está prohibido:
Que nuestras mujeres posen sus piernas sobre nuestros regazos
O que acunen sus cabezas sobre nuestros hombros.
Los besos turbados
Y el balanceo.
El abrazo tiene un tiempo,
que extendido,
interrumpe la carcelera.

EL CROATA

El que no entiende.
Finalmente comprendí que tarde o temprano llegaría el día de la elección dolorosa.
Si en un principio me opuse a reeditar una historia que ya conocía no fue por la avaricia de no pagar el precio del talento. Precio que sospechaba era la locura. Creo que fue la vana ilusión de poder compaginar lo que de ninguna manera se conjuga.
Un día descubrí que un grito ahogado pedía auxilio. Sí, era como el llanto de un ser destinado a vivir y condenado por mí a la muerte. Pero me apiadé compadecido. Supe que ese niño que gemía, un día, alzaría sus fuerzas contra mí para destronar la soberanía de la cordura. Lo dejé crecer magnífico y robusto y, en su vigor, contemplé mi propio ocaso.
Sin embargo, reconozco, que gusté la tentación de ese inmenso mar desconocido que, con insistencia, me invitaba a adentrarme. Amé sentir que mis pies no encontraban el disgregado sostén en las arenas. En todo momento supe que la prudencia recomendaba volver hacia la costa. Sentí la libertad de no pensar en lo que no quería pensar
Amé elevarme y, elevado, gusté mirar hacia arriba, pero, al bajar la vista, el vértigo de la altura, me urgía a buscar la firme solidez del suelo para apoyarme
Ahora, resignado, debo esperar el dictamen del mundo; el día del juicio. Finalmente el mañana habrá de exigir el tributo de mi audacia. Sólo una joven muerte podría liberarme de un destino alienado. Esto aún no ha llegado, pero tengo la esperanza de que un día vendrán a buscarme. ..A veces, en sueños, veo hombres de blanco que con mirada comprensiva no parecen darse cuenta de que son los emisarios de un mundo que ama sólo lo regular y detesta lo distinto. Pero ellos no saben que yo sé. Ellos creen que yo no entiendo y, yo, con la esperanza del que aguarda un sacrificio redentor, los recibo complacido.