jueves, 1 de enero de 2009

LA LOCURA DE LA LUZ



Yo quería ver algo a pleno día; tenía para con la luz un deseo de agua y de aire. Y si ver significaba el fuego, yo exigía la plenitud del fuego, y si ver significaba el contagio de la locura, deseaba locamente esta locura.
Maurice Blanchot

Mucha gente no sabe que adentro del Hospital Borda funciona una cárcel/manicomio, una Unidad Penal Psiquiátrica Federal; una cárcel dentro de otra cárcel, donde nos encontramos depositados alrededor de 75 seres humanos. En el argot jurídico se nos llama artículos 34; los inimputables. Ese lugar de horror es la Unidad 20.[1]

Invisibles Inimputables que en contra de lo que sostiene la ley[2] seguimos capturados bajo el ejercicio de la dominación extrema: la del cuerpo y su libre circulación, y la del alma; hundidos en inhumanas condiciones de existencia, porque a pesar de haberse creado, hace poco más de un año, una Comisión Permanente de Evaluación y Seguimiento de la Unidad 20 que supuso la intervención de un equipo de asistencia médico psiquiátrico-psicológica no penitenciario; en la “profundidad sin misterio de la cotidianeidad” somos objeto de una interna atroz entre una fuerza de seguridad y el poder de la psiquiatría. Esta situación favorece un contexto de pugnas y encubrimientos en el que no han desaparecido ni la ferocidad de la medicación, ni la brutalidad de las golpizas, ni las celdas individuales como forma de castigo. Tampoco las ilegítimas recusaciones de habeas corpus, el uso de drogas para el aquietamiento de nuestras lúcidas disidencias en ira con la institución y con quienes trabajan para teatralizar su crueldad, ni el interrogatorio psiquiátrico en tanto trayectoria hacia “la caída” en el cerco del terror, ni otros ardides que hacen de las orejas, la voz y los ojos “dispositivos” que gozan con nuestro dolor.

En lugar de pensar para estos “anormales” un proyecto de cura, se nos encierra como peligrosos obligándonos a cumplir una pena. Nuestro delito: haber hecho estallar en nuestras supuestas insanías las perversiones de un sistema que trabaja para destruir cualquier posibilidad de miramiento humano; “vidas desnudas” al servicio de una guerra civil legalizada, donde el totalitarismo de las democracias se sirve de la ley para abandonar las vidas al poder mortífero del estado[3]:

Caracoles irrumpe en ese lugar de resto, como un intersticio de fractura que surge a partir de preguntarnos si era acaso posible algo del orden de la vida en ese todo que se vuelve la cárcel manicomio. Si un punto de fuga se abriría, allí, donde el poder de deshumanización arma con una variada gama de discursos, diagramas y estrategias estas formas institucionales en pavorosa continuidad con los campos de exterminio: lo que queda de Auschwitz, de la Perla, el Olimpo, el Vesubio...
En contradicción con el orden prevaleciente en estas instituciones de doble encierro, donde de maneras inimaginables se persigue sacar el habla de quien aún vive, se buscó construir cierta interrupción de la violencia; de este modo nació nuestro camino hacia la literatura, como grieta-máquina de salvación que produce palabra.

Bajo condiciones de ejercicio brutal de la opresión hicimos de la imaginación una praxis revolucionaria, un otro modo de sobrevivir con lo sensible y vibrátil no secuestrado de nuestros cuerpos. Luchamos con la lengua ante maneras infames de desubjetivación. Provocamos lenguaje. Resistimos humanos. Dimos relato. Hablamos para no morir.

Esta experiencia se sostiene sola. No hay elementos ni argumentos que puedan deslegitimarla; en el sentido de que se fue dando al calor de los dictámenes de lo que no sabíamos; sin método, sin estructura previa, como son siempre los senderos de la creación
La lectura en proceso de nuestra producción impresa:– “Una práctica de libertad” (2006) “Abrazo” (2007) y el blog “Guerreros del sol” (2008) da cuenta de que no hubo planes pergeñados, ni deliberados. Y que el “violento oficio de escribir” al que se arriba en los textos de la tercera publicación son el resultado de un recorrido en el que sirviéndonos de la literatura fuimos dándonos otros lenguajes -idiomas cuerpo, música, color, grafía- de nuestra propia invención. En ese modo, aconteciendo cada vez más fuertemente humanos redescubrimos qué latía, aún, en lo inhumano que nos tocaba padecer. Así, yendo del eterno rumiar del condenado al diálogo con “las cosas del aire” (el viento, la lluvia, el pájaro, la mujer); de la asfixia al balbuceo de nuestros primeros versos, o de las totalitarias certezas a descubrir -entrecruzando voces y miradas- a las distintos modos en que las arañas tejen sus telas en los techos de la celda concebimos una relación nueva entre nosotros, nuestros cuerpos.

La muerte de un compañero por sobredosis hizo que ese estallido en gestación se transformara en el punto de inflexión donde comprendimos que la única literatura posible de construir para seguir sintiéndonos vivos era que nuestras palabras estuvieran a la altura de lo que nos ocurría. Hicimos, por primera vez en la historia del grupo, una denuncia pública -no sin consecuencias sobre nuestros cuerpos- ante las autoridades penitenciarias y médicas del penal.

Resistimos a la contraofensiva escribiendo en silencio. Eludiendo con juego y arte nuestro miedo a la muerte pusimos en letra el día a día de esta cárcel hospicio. Las narrativas que expresan este sentir no son parte de ninguna ranchada tumbera, ni de nuestras lenguas con olor a pobres; su aspereza surge de la imposibilidd de encontrar palabras para lo que no tiene lenguaje: ¿cómo se hace, sino, para contar algo que no es ni vida ni muerte?

Si pudimos y podemos seguir como grupo es por haber creado con nuestro dolor el optimismo de una voluntad que intenta con-mover la primacía de relaciones sociales de dominio que hacen de la “enfermedad mental” y la pobreza un resorte aprovechable para la perpetuación de exclusiones aberrantes.
Quizá lo más importante que tengamos para decir es que mientras, en algún lugar de este mundo, existan dos o más seres humanos capaces de acompañarse en el sufrimiento y de entregarse para construir nuevas formas de amor - no importa de qué manera - la humanidad estará salvada.

Caracoles un hilo de luz que busca iluminar el espanto a lo que como hombres y mujeres hemos sido expuestos. Porque, aquí y allí, hay crímenes políticos e históricos que exceden la prisión. Es necesario darlos a ver y a oír, para comprender de qué sutiles maneras el manicomio resuena en nuestra cotidianeidad, para mostrarlos, diseccionarlos e interceptarlos abriendo cauces subterráneos de agua con mandato cristalino de vida. Porque cuando la maquinaria anestesiante del consumo se extingue, y la institución escuela se desfonda, y cuando el hospital no da a basto con tanta enfermedad organizada, ni los institutos de menores, ni la mendicidad ya. Cuando todas estas fabulaciones y otras de segregación, disciplinamiento y control social se agotan, entonces, el sistema, todavía tiene una forma última y aberrante de darnos muerte: las cárceles - manicomios; después de ellas están la picana o la cámara de gas.

Nuestras letras no son más que la legitima voz de los silenciados, no dada por nadie; sino conquistada por nosotros mismos en este arduo trabajo de transformar la literatura en salud. Este puñado de nombres y apellidos son la muestra de vida más potente que podemos ofrecer a la sociedad. Nombres que -como ya dijimos- exceden estos muros. Los ponemos al servicio de un proyecto vital, en este tiempo donde se vuelve urgente seguir buscando, sin descanso, esa región crucial del alma donde el mal absoluto se opone a la fraternidad.



POR LA ABOLICIÓN DE LA UNIDAD PENAL 20.
POR LA ABOLICON DE TODAS LAS CARCELES MANICOMIOS QUE QUEDAN EN EL PAIS.


POR UNA REVOLUCION PERMANTE QUE DESTITUYA CUALQUIER FORMA DE DOMINIO DE UN SER HUMANO SOBRE OTRO SER HUMANO
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Hugo Castro, Francisco Metlicich, Gustavo Mangone, Laura Caime, Jorge Rafael Carlos, Sergio Medina, Andrea Meza, Marcelo Palavicino, Mariano Nicolini, Yanina Pikula Prati, Diego Tarsia.
Suman sus voces:
Compañeros/as de Ciudad Interna, Alcira Daroqui, Francisco Scarfó (GESEC), Juan Carlos Sánchez (Gacetillas Argentinas), Norberto Ganci(El Club de la Pluma),Gorka Ramos, arte-terapeuta, Barcelona (Catalunya) - Estado español


CARACOLES

Buenos Aires, 1 de Enero 2009.


Invitamos a todos aquellos que compartan estos sentires y pensamientos a sumar sus nombres a la lista.

Enviarnos su adhesión a caracolesenred@hotmail.com


[1] Al momento de decidir la publicación de este documento, el gobierno de Mauricio Macri avanza con el cierre de los Hospitales Borda y Moyano. (¿Qué relación existe entre la Unidad Penal 20 y el Hospital Borda? La Unidad Penal Psiquiátrica 20, es una cárcel que depende del Servicio Penitenciario Federal. Sin embargo, se encuentra emplazada en terrenos del Hospital Borda dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Nótese cómo la ubicación arquitectónica de la cárcel así como la pertenencia a jurisdicciones diferentes -federal/municipal - refuerza parte del entramado entre cárcel y psiquiatría; favoreciendo nuestra invisibilización)
Cuando muchos de nuestros compañeros “salen” de Unidad Penal 20, lo hacen al Hospital Borda en cumplimiento de supuestas “medidas de seguridad”; así, algunos de nosotros somos enviados a los pabellones de ese Hospital para continuar –bajo la orden de un juez-con nuestro tratamiento. La pregunta que nos hacemos entonces es: ¿ qué sucederá con los pacientes judicializados, si estos hospitales se cierran? Y qué sucederá con los pacientes no judicializados para quienes es imposible pensar en un dispositivo ambulatorio puesto que no tienen adónde ir. ¿Acaso, en ambos casos, se los retendrá como ejército de reserva/prueba psiquiátrico en las celdas de la Unidad 20? O en su anexo en las instalaciones de Ezeiza?

[2] El art. 34 del Código Penal de la República Argentina (Título V -Imputabilidad) establece que NO SON PUNIBLES: 1) el que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconsciencia, error o ignorancia de hecho no imputable, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones. En caso de enajenación, el tribunal podrá ordenar la reclusión del agente en un manicomio, del que no saldrá sino por resolución judicial, con audiencia del ministerio público y previo dictamen de peritos que declaren desaparecido el peligro de que el enfermo se dañe a sí mismo o a los demás. En los demás casos en que se absolviere a un procesado por las causales del presente inciso, el tribunal ordenara la reclusión del mismo en un establecimiento adecuado hasta que se comprobase la desaparición de las condiciones que le hicieren peligroso
La realidad indica que cuando una persona es declarada inimputable (al menos en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires) y se le impone una medida de seguridad “en razón de su peligrosidad”, esa persona es recluida, desde mediados del siglo pasado y en la casi totalidad de los casos, en una de las llamadas Unidades Psiquiátricas Penitenciarias, esto es cárceles que no son sino cárceles con un escaso número de médicos, incapaces de atender la demanda de una enorme población y donde el único tratamiento que se suministra es el psicofarmacológico. Es cierto que el peligro de que una persona se dañe a sí misma o a los demás puede constituir un fundamento suficiente para que deba tolerar el cercenamiento de su libertad ambulatoria por parte del Estado. Lo que es inadmisible es que esa restricción no sea su internación hospitalaria con fines curativos, sino su reclusión carcelaria con fines de “tranquilidad social”. Los invisibles inimputables. Dra. Mónica María Burzomi. http://www.desmanicomializar.com.ar/Contenidos/temas/inimputables.htm

[3] “Las estadísticas de mortalidad infantil en la provincia de Tucumán son manipuladas”. Los números que marcan que la variable se redujo a la mitad no concuerdan con la realidad. El procedimiento es simple sólo depende del trazo de una birome. Hay cientos de bebés cuyo peso es inferior a los 500 gramos, que habiendo nacido vivos son registrados como defunciones fetales o “egreso por aborto” y por lo tanto no forman parte de la estadística. En 2004, los jefes de guardias reunieron a todos los identificadores y comunicaron que a partir, de ese momento se debían registrar como “nacido muerto” a todo bebé que pesara menos de 500 gramos (aunque estuvieran vivos) La orden era no practicarle ninguna atención médica. Se los deposita en una bandeja de instrumental hasta que muere. (“Pobreza”- Tato Pavlovsky- Diario Página 12, Viernes 27 de Junio 2008)

viernes, 26 de diciembre de 2008

LA CIUDAD DE LOS LOCOS LIBERADOS

TRIESTE, EN ITALIA, 30 AÑOS DE MANICOMIOS CERRADOS
Iván Schuliaquer
07.08.2008


En Italia, la célebre reforma impulsada por el psiquiatra Franco Basaglia implicó el cierre de los manicomios reemplazándolos por un tratamiento mucho más abierto y humano de los pacientes con problemas de salud mental. Trieste fue la cuna de esa transformación. Cómo se vive en esa ciudad en la que los locos andan sueltos, caminando por la montaña, o disfrutando de la vista al Adriático. ¿Llegará una experiencia parecida a Buenos Aires?

Desmanicomializar.

La experiencia de Trieste en el tratamiento de los pacientes psiquiátricos, treinta años después.
¿Qué pasaría si un día se cerraran todos los manicomios? Esa pregunta se viene respondiendo en Italia desde hace 30 años, cuando lo que parecía una política revolucionaria para tratar a los que sufren problemas de salud mental pasó de estado utópico a realidad.Trieste es una ciudad italiana de 240 mil habitantes, a 10 kilómetros de Eslovenia, encallada en la montaña y balconeando al Mar Adriático. Si bien el cierre de los neuropsiquiátricos se expandió a todo el país, Trieste es un punto clave porque la ley que decretó las transformaciones iniciadas en 1978 fue impulsada por Franco Basaglia, un psiquiatra que hizo base en la ciudad.Gabriel Romero es un antropólogo argentino que vive en Trieste hace cinco años y que trabaja en una cooperativa encargada de brindar servicios de salud mental en el espacio que antes pertenecía al manicomio. Es operador socioeducativo de personas con problemas de salud mental, que a su vez son portadores de HIV y adictos a la heroína. Cada día, a bordo de una camioneta, recoge a los “usuarios” –como los llaman– para llevarlos hacia el centro de atención en la cima de la montaña, donde además de tratarse con médicos y psicólogos los pacientes tienen espacios de recreo para compartir dentro del pequeño barrio que se armó en los edificios que antes eran de internación.La primera parada es para buscar a Bárbara. Mientras la espera, Gabriel recuerda una vez que tuvo que subir de apurones al departamento de ella para intentar salvar a su novio. Bárbara gritaba “¡Está muerto! ¡Está muerto!”. No hubo nada que hacer; la heroína lo había matado. Una dosis mal preparada lleva a la sobredosis, y ésta a la muerte. Bárbara hoy tiene 40 años. Su ropa y su silueta la hacen más joven. Su cara, más vieja. Vive en uno de los departamentos que pertenecen a la municipalidad y que se alquilan a gente desocupada y de bajos recursos, a 30 euros por mes. Las calles de Trieste caracolean desde el mar hasta la cima de la montaña. En las próximas paradas irán subiendo Francesca, Giovanna y Luca.–Necesito ir al cajero, ¿me llevás?– pregunta a los gritos Francesca a Gabriel.–No, no. Te dejamos acá y nos encontramos arriba– responde el argentino.No bien baja, los tres usuarios que quedan arriba del auto la critican, cumpliendo el rito de una charla cotidiana en cualquier relación interpersonal:–Siempre le pasa algo– dice Bárbara.–Siempre tiene que mostrar que tiene plata– agrega Giovanna. Gabriel cuenta que el sistema propuesto por Basaglia funciona sobre el precepto de que “como ciudadanos, todos tienen derecho a llevar una vida normal”, y que eso chocó contra la concepción anterior: “Todo el que era incómodo para la sociedad iba al manicomio”. Gabriel tiene asignada una cantidad de usuarios que cuentan con su apoyo para, por ejemplo, llevarlos al médico, acompañarlos a una entrevista de trabajo o salir al cine. Los usuarios del servicio al año en la ciudad son 3.500.

LUGAR DE PÉRDIDAS. Franco Basaglia asumió la dirección del hospital psiquiátrico de Trieste en 1971, cuando los internados eran 1.182. Desde ese momento, planteó un diagnóstico claro: “Si la enfermedad mental es en su origen pérdida de la individualidad, es en el manicomio donde el enfermo encuentra el lugar donde se perderá definitivamente, donde será objeto de la enfermedad y del ritmo de la internación”. Así, con grupos interdisciplinarios , preparó el escenario: entre otras cosas suprimió la terapia de shock y eliminó la división entre varones y mujeres. Los pacientes del hospital –“los locos”– participaban de las asambleas en las que se discutían los cambios.Alguna vez Basaglia recordó aquella etapa: “Predominaba la idea de que el loco era peligroso y debía estar encerrado. Por eso el inicio del trabajo consistía en mostrar que las cosas no eran así. Para convencer a la ciudadanía era necesario, sobre todo, poner al loco en la calle, en la vida social. Nosotros necesitábamos crear una situación de tensión para mostrar el cambio que se estaba produciendo”. Para 1977, los internados eran sólo 132. Un año antes, Basaglia ya había anunciado que el cierre del hospital psiquiátrico era inevitable. En 1978 en Italia se aprobó la Ley 180 que estableció el cierre de los manicomios y la apertura de servicios Psiquiátricos de Diagnosis y Cuidado. Un año después Basaglia fue a Roma para coordinar la aplicación de la ley en la región de la capital. En 1980, el hospital psiquiátrico cerró. El padre de ese proceso, Basaglia, murió.

POSTAL MODELO 2008. El centro de salud parece de cuento: árboles frondosos entornando grandes casas pintadas de distintos colores alegres; reposeras para sentarse a mirar la ciudad desde las alturas, o hacia otros lugares de la montaña. A los usuarios se los ve relajados. A unos pasos, un museo abierto relata la historia del lugar: se ven los dispositivos que se utilizaban –casi de tortura– y los planos de seguridad que usaban en aquel momento para que nadie se escapara.El espacio está distribuido en diversos sectores que responden a distintas necesidades y en los que trabajan especialistas de cada tema. Quizás el más shockeante –con perdón del adjetivo– sea el de las dos casas que ocupan los únicos internados permanentes –41 en total– del parque San Giovanni: todos están desde hace más de 30 años y son resultado directo del manicomio y sus prácticas, las que padecen aún hoy.La tele encendida, los ventanales abiertos hacia el bosque. Los cuerpos adultos de los usuarios y sus vestimentas son comunes, su estado de aseo también. La mayoría no tiene la posibilidad de moverse con independencia, muchos babean. “A esa chica –dice Gabriel–, le hicieron una lobotomía después de que su padre la internara porque le gustaban demasiado los varones.” Y a ella, como a los demás, las enfermeras la deben lavar, trasladar de un lado a otro y darle la papilla en la boca, entre otras cosas. –Algunos ya son como hijos para nosotros–, dice María, una operadora, antes de cerrar una heladera repleta, y en pleno operativo limpieza, con guantes y secador de piso incluidos.–¿Cómo es la comunicación con ellos?–Una ya se conforma con las mínimas muestras de afecto o de vitalidad, pero no pronuncian más que balbuceos. ¡Gracias al manicomio!–, cuenta María, entre la bronca y la risa. MÁS INVERSIÓN, MÁS AHORRO. La cantidad de recursos con la que trabajan en el parque San Giovanni de Trieste es efectivamente importante. En la recorrida parece haber más profesionales que usuarios. No obstante, los resultados de la Ley Basaglia también fueron exitosos en términos económicos en Trieste: en estos treinta años el Estado –con un costo del dinero que aumentó doce veces– pasó de gastar 26 de millones de euros al año a 14 millones. Antes eran 524 los operadores y hoy son 235.En el Centro de Salud también hay grupos recreativos que, entre otras cosas, producen remeras que se burlan de los prejuicios sociales hacia los que sufren algún problema mental: “Da vicino nessuno é normale” (De cerca ninguno es normal) u “Ospedale psichiatrico. Alta sorveglianza” (Hospital psiquiátrico. Alta vigilancia). En esa sala, está Ferdinando –de no menos de 60–, quien “precisa el contacto físico”, nos aclaran. Entonces, a cada pregunta, golpea pie con pie y agarra la mano y no la suelta hasta terminar de realizar un interrogatorio que incluye:–¿Cómo te llamás?–¿Cómo se llama tu mamá?–¿De dónde sos?En el centro de salud no hay gritos. Quien haya pasado alguna vez cerca del Moyano, en la ciudad de Buenos Aires, no puede evitar la comparación y el contraste.El bar es un punto de encuentro para los usuarios. Gabriel invita con un café a Flavio que, pese a sus más de 70 años, sigue acercándose a no más de medio metro de cuanta mujer aparezca para mirarla fijo y sonreírle en plan de levante, aunque sus palabras no se entiendan. Él es conocido por bajar caminando hasta el centro de la ciudad. Los operadores intentan convencerlo de que vuelva, ya que para obligar a alguien a recibir tratamiento se precisa la firma del gobernador de la región. Tras el paseo, el caracolear hacia abajo de la montaña dejará a la gran mayoría a orillas del Adriático otra vez. Lo que hoy es cotidiano, hace 30 años –en tiempos del manicomio– muchas veces no tenía vuelta. Era un verdadero camino de ida. Los “locos” andan sueltos en Italia. Son tantos que pocas veces se hacen visibles en el caos contemporáneo. Sin embargo, saben que cuando los pasan a buscar para subir la ladera son usuarios de un servicio que se les presta como ciudadanos. Ya hace años que dejaron de ser maltratados y encerrados por tener cosas que no son de la gente normal.

HAIKUS BORDAS


la cola del gato
roza el talón
del hombre encandenado
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alguien lo sabe
quisiera decir al viento
pero está solo.

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la libertad es una naranja
que se come
en primavera


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El hombre rasura su cabeza
en el verano
míralo y ámalo.

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Pasó un juez bajo el árbol
las hojas del árbol cayeron
y no era invierno
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De espalda a espalda
en el suelo helado
esta guerra es muy lenta
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Un portón de hierro
y por las rejas
unos caracoles
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Desolación de día, de noche
en el agua de la lluvia
camina una paloma

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Rezar en silencio
para tapar todo el ruido que
va a aturdirte

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Es otoño
Pero él es como un niño
Que llora
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Comen como cerdos
Mientras la rama
Se agita
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Tarde de Julio
un policía golpea con las palmas de sus manos
mis oídos
COLECTIVO CARACOLES.

domingo, 14 de diciembre de 2008

ABRAZO/Segunda Publicación Diciembre 2006

Cuando la tierra se haiga el corazón va a volver a escribir
Neri Coronel



A menudo, la angustia de lo que no alcanzamos a saber o a comprender, aquello raro y hasta difícil de explicar, aún la belleza o lo maravilloso, hayan su sitio en ordenamientos y discursos con los que buscamos aplacar lo amenazante o impensable que nos rodea. En esa lógica de producir verdades para tranquilizar nuestra desorientada razón encuentran su trama muchos de los relatos de este mundo. La narración en tres reinos para explicar el enigma de la naturaleza o los personajes del deforme, el desviado o el monstruo para hallarle una forma cierta a los aconteceres imposibles y prohibidos de nuestra existencia humana.
Estos argumentos de inclusiones y aislamientos viven en el lenguaje, susceptible de ser recorrido con intenciones de naturalizar la incómoda ambigüedad que lo habita: ese coro de acentos dispersos que luchan en su arena. Pero también, por su cualidad de territorio inestable, el lenguaje, puede moverse y volverse una fuerza donde escribir otras formas, ahí, en lo inerte de las totalitarias certezas.
Pareciera que es rasgando en las sordas paredes de la cárcel del lenguaje que sea posible esbozar una grieta, y escuchar el balbuceo, la tos o la vacilación de una lengua inverosímil. Nacidas de ese lenguaje –puesto contra sus propios límites- surgen, intempestivas, sueltas, y –al mismo tiempo arduas y artesanales-; otras lenguas: locas tierras donde las visiones domesticadas del mundo se disuelven en la pluralidad de unas voces...


Estos textos muestran parte de la producción realizada por los integrantes del Taller de escritura “Caracoles” entre marzo y diciembre de 2006. Una primera edición de ese trabajo se hizo a fines del año pasado y fue presentada en el festival de “Poesía al Borda”.
Esta es la segunda publicación del taller. Son textos que no pretenden nada más que pasar al otro lado para que alguien los reciba, los lea, los escuche, los vuelva a escribir.
Han salido así: a fuerza de encontrarlos y de buscarlos. A pura sorpresa, transpiración, atrevimiento. A puro a-brazo: como van naciendo las palabras cuando se está bajo el efecto de la literatura —o lo mismo— presos del amor.
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“..., de pronto, un gato interrumpe el cuento que se está leyendo. El gato se llama Rigoberto y se ha metido en medio de la reunión del taller de literatura para darse a conocer: “¿Y cómo entró?”, se pregunta. “¡Y cómo va a entrar! Como entran los gatos“, se responde.
Comentan que hace unos días, al clarear, un pájaro también entró por entre la rejas de la ventana de una celda a buscar una miga de pan. Y mientras recuerdan, la mirada, se les pierde a los hombres en el sueño de haber querido estar, por un instante, en la piel de ese pájaro.

En su libro “mirar”, John Berger, advierte que “alguna vez el hombre y el animal se encontraron en el centro del mundo, pero sería un error suponer que los animales hayan entrado por primera vez en la imaginación humana en forma de carne, cuero o asta”, cuando, en realidad, entraron como “mensajeros y promesas”. Quizá por el misterio que aún habita en los animales, a pesar de siglos de domesticada cultura, en el taller, no haya acuerdo, con relación al hecho de si Rigoberto es como todos los gatos: bandido, errante, predador o si se trata de un caso excepcional de lealtad felina. Alguien insiste en imaginar distinto: “hay que saber sentirlos uno a uno”, dice.
Al igual que la luz, o la carta, que atraviesan las paredes de la cárcel, el gato y el pájaro son enviados bienvenidos al rancho de la literatura, donde pareciera que algo, también, traspasa si se empieza a mover la lengua de lugar: de sus aplastantes certidumbres a un irremediable extravío. Recordándonos, en ese descontrol, que su naturaleza —como la de los animales— es mágica e indómita. Tanto, como para que un gato y un pájaro vivan en ella sin el miedo que incita, a uno, a comer y, al otro, a ser devorado...”

Caracoles

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Jen
Escribe poemas desde la adolescencia. LLeva publicado dos libros de poesía: “Autoencierro” y “Callejeras”.

Me dijo:-Vago/¿Por qué la noche?/¿Por qué ella me llama y yo le disparo a la almohada?/
Si con eso no pequé/ ¿Por qué en lugar del astro sol coloqué la luna?/ Y al caminar/ por las calles /el toc toc del eco de mis pasos /Y con grito a vino en mi boca/ Y un pucho encendido/ que se me ha caído (quizá lo he hecho a propósito/ para agacharme a recogerlo/ escuchar el murmullo de las viejas chismosas diciendo: “¡cuidado, ahí viene el vago!”)/ Y al pasar/ por un alambrado/ alerta un perro ladra/ Llego a la puerta/ me santiguo y beso la medallita de mi viejita/ Y una voz marchita que dice:/ “¡es hora de ir a dormir niño!”;/ la voz de mi padre/ Pero no ha llegado mi hora;/ ¿no es tiempo ya de que usted descanse/ y yo disfrute de mi propia noche bohemia?

Francisco
Marino mercante. Llama “especie de fabulitas” a sus textos. Cree que lo más importante al escribir es “que se dude y se haga dudar”.

Visiones
Las veo todo el tiempo pasar a mi lado. Las hay negras, blancas, de varios colores. Son el objeto de codicia del lugar. A veces te pueden costar caro. Tenés que pelear por ellas. Yo también las quiero, pero no me quitan el sueño. Por el contrario, sueño con ellas. Las puedo escuchar pasar junto a mí, sólo eso: pasan junto a mí y se alejan.
Me hacen acordar a mi viejo:
Recuerdo que un día vino un amigo a casa y mi padre lo invitó a tomar algo. —Alcanzame esa botella de whisky escocés —me dijo. Era una ocasión especial. Yo fui por ella. Volví y le pregunté: —¿Cuál de las dos, papá? —Yo no veía bien.
El amigo de mi viejo se puso bueno: —¿Menos mal que tenías una sola, no?
Mi padre se disculpó: —Debe haber un error. Seguro una está vacía. —Y me ordenó que la tirara.
Yo fui. Yo no veía bien. Tiré las dos botellas. En realidad tiré la única.
Dejó de ser una ocasión especial. No habría whisky. Tal vez, hubiera sido más fácil decir la verdad; mi visión no era buena.
En este lugar es igual. Sería mejor decir: “No las tengo“, y punto. Sólo se trata de un par de zapatillas.

Oscar
Nació en Salta. Aunque hace más de veinte años que vive en Buenos Aires todavía conserva al hablar un marcado tono de su lugar de origen. Si el cuento que se está leyendo en el taller es extenso suele levantarse a estirar las piernas. Luego de mucho ir y venir escribió:

Carta a casa.
Hola, papá y Ana y hermanitos. Quería contarles de mi vida. Estoy de nuevo en la cárcel. No es para que se preocupen, me encuentro bien de salud. Me detuvieron por no ir a firmar todos los días al juzgado, pero es leve porque me pusieron ‘rebeldía’.
Papá, decile a la Anita que le agradezco la tarjeta que me hizo llegar la última vez para el día del padre. Cuidala mucho que es una buena mujer y una buena madre para mis hermanos (del que no me puedo acordar bien el nombre es el del más chiquito, pero siempre me acuerdo de él). Yo quería pedirte —si es posible— que me mandés una foto de mi hija, la Marisol, para ver cómo creció, porque desde que me vine a Buenos Aires no la vi más. Un beso para todos. Saludos a la abuela Blanca que la quiero mucho. Te mando mi dirección. Así, tenés que poner la dirección en el sobre:…

Eddy
Poeta, cuentista. Escribió numerosos acrósticos. Tuvo la ocurrencia del nombre del taller.

I
El caballo más hermoso que jamás se había visto fue parecido a mi caso. Un día en un campo de Verónica caí de un bello macho enfurecido. Siempre he creído —al sufrir más de dos horas, después del duro golpe (fui enyesado, codo izquierdo con muñeca derecha)— que no tendría que haberme subido a ese caballo. ¡Ay mamita qué dolor! De ahí me ha quedado mi aversión a esos animales y mi mala suerte en el hipódromo.

Hernán
“Poeta del amor”.

Pedro y Rosmeli
Pedro y Rosmeli querían tener un hijo, pero como eran muy pobres no podían; por eso lo soñaban: Rosmeli, cuando hilaba la rueca; Pedro, cuando cuidaba las ovejas en el valle.
Mientras Rosmeli soñaba con el color de los ojos del niño, Pedro imaginaba su mirada.

Neri
De chico abandonó la escuela porque no lo dejaban hablar “el guaraní”. Unos poemas de O. Girondo que llegaron “hasta adentro” hicieron de puente para que asistiera al taller. Estaba inventando este trabajo cuando salió en libertad:

Gringosa
A mapesas de bala el demamor. Ella se pabasol el misocris y iancia. En riamus, en vajessal. Niabos. En talosus se dobarne un mandogri jumbroso. Que niate, que narce embullison. Sin copa a copo. Atropel, plumindo, redus tashadeaba el mindrote trinado del ombué. (...)


Sandro
Músico. Opina que la “onda” para corregir un texto está en cortar.

Declaración
Señora, estos cinco puntos que llevo en el alma están para recordarme que no puedo quedarme con los canarios que me ha regalado para que no la olvide. Si yo tuviera su belleza, estaría como enamorado de mí mismo; sería Narciso y no compartiría mi hermosura con nadie. Pero, sabe, no soy Narciso, soy sólo un hombre que no debe quedarse con sus canarios. Por eso se los devuelvo.
Aquí tiene, usted, mi alma.

Diego
Percusionista. Actualmente se encuentra escribiendo un extenso diálogo:”algo así como un trabajo de experimentación”. Aquí, se reproduce un breve fragmento de ese material:

Un diálogo

-No quiero catarsiar. Pero probablemente esto sea de beneficio interno. Quiero que esta vez funcione.
- Tal vez...
- En otro tiempo me complicaba buscando un rincón, un espacio, o un instante solitario y lleno de palabras poéticas.
- ¿Qué decís?
...................................................................................................................................
- Un grano de arena detrás de otro grano de arena es un grano de arena que se esconde detrás de otro grano de arena.
- Un grano de arena que se esconde. ¿Por qué se esconde?
- Porque se esconde de un grano de arena que se esconde de otro grano de arena.
- Está buscando decir que es un grano de arena.
- ¡Grano de arena! ¡Grano de arena!
- ¿Desea realizarse?
- Como un grano de arena.
- Sencillamente.
- Un grano de arena, con otro grano de arena.
- Y otro grano de arena, con otro grano de arena.
- Y otro grano de arena...

Lisandro
Porteño, escritor.

Recuerdo
Una vez conocí el campo con mi hermano agarrado de la mano. Corríamos sobre el césped. Brotábamos de alegría. Corríamos sin parar. De pronto, vimos un potrillo. Lo acariciamos. Estaba tranquilo y también atado. Lo desatamos y lo montamos. Cabalgamos con él hasta cansarnos. Después lo dejamos en libertad. Desde lejos lo miramos irse, con esa mirada penetrante que es alegría de infancia.

César
Nació en Buenos Aires, pero vivió muchos años fuera del país. Define a su escritura como “poemas flacos”.

Poemas Flacos.
-El pelo de un dios no necesita crema ni shampoo.

-Una rubia, muerta de celos, le decía a su marido: “Voy a sacarte de encima el olor a las negras”.

Mi corazón es una isla en el mar
Tiene miedo
Quizá por estas cosas
No he podido de ti, mí, enamorar

Hugo
Lucerito, Lustbellito, Lusbellito, Luciferino y Luz. Cree que es la música lo que lo mueve a escribir.

Una mujer
Una mujer apoya sus manos en el paredón/ Implora.../que sus aves no la dejen/ El aroma de libertad de ellas siente su dueña/ La ansiada libertad/ juega/ Se hace el milagro/ vuela/ La reina -dueña-, recién, comprende.../ Rasguña con sus manos el paredón o la pared/ Es un otoño convertido en primavera por dos rosas/ que mas allá de todo tiempo/ siempre se han amado.

UNA PRACTICA DE LIBERTAD/Primera Publicación Diciembre 2005

Pero yo sé que un día verás, oh, hermano mío, en el horizonte temblar, bajo el rocío, para ti, limpios jardines.

Juan L. Ortiz.


Caracoles” ha sido la nominación que el grupo eligió para “darse” a conocer. Tal vez, porque la escritura pueda encontrar su metáfora en esa idea de “viaje paso a paso”...Lento caminar, lo que se escribe, que va cruzando umbrales: de la oscuridad a la luz, del silencio al decir, del aislamiento y la exclusión al encuentro con lo inaudito. Un andar “locamente” hacia la creación de la palabra poética: ese territorio de frontera en que las visiones domesticadas del mundo se disuelve en la pluralidad de unas voces


CARACOLES
A veces nos preguntábamos: ¿por qué escribimos? ¿Es que acaso escribir es un modo de conocer la estrecha frontera que separa lo genial de lo absurdo?

Paredes y rejas nos aíslan del mundo en el depositario. No importa acá estamos escribiendo
Aquí pacientes, escribimos, esperando el día del abrazo. Y soñamos y nos consuela la esperanza de este tiempo sin horas, sin espejos que envejecen. Este espacio del abrazo sin distancia que nos une. Abrazo que no nos pide que dejemos de ser nosotros mismos.

Algunos pensarán que mentimos o fabulamos. Pero no es así. Tal vez otros, nos miren con esa indulgencia que se destina a alguien sin nada. Para dejarnos llevar por esa mirada sería restarle importancia a nuestros relatos. Preferimos, entonces, que nos tilden de soñadores o poetas

Nuestro deseo es el de e recrear cada cosa, para, a través de nuestros ojos volver a verlas enteramente nuevas

Todo esto detrás de las paredes y las rejas. Porque una palabra no dice nada, porque una palabra puede decirlo todo -o casi todo-. Por eso escribimos.



PRODUCCIONES COLECTICAS

Desafiar el vacío
Imaginar
Una historia
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¿Y cómo es el clima que cae con el viento?

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Eso es lo que yo no sé. Lo que va en una nube.
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Desaparecer tiene la forma de una carta vacía adentro de un sobre vacío




-Un poema
-Que parte el alma
-Al talón derecho de tu hombro
-De ser a ser
-De amor y, yo, te necesito tanto
-Un momento
-Un gran momento
-Una rosa herida.

-Un poema
-En celo por tu piel y por tu pelo
-Enredado en tus lazos
-No podré olvidarte
-En esta vida ni en la otra
-En el cielo ni en la tierra
-Te hallaré tronando en mi lengua
-Y en mi paladar
-Sabes tan dulce
-Tan amarga
-Tan aireté.
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Esa mirada me dice que debo seguir preguntando/¿Qué me tengo que preguntar? ¿Por qué la duda?/Necesito respuestas sinceras/De quien no me las da/Empieza por una mirada/ Termina por una respuesta/¿Qué mirada?/ Lloraré/ Una mirada es un nombre/ un guiño de vida/ Parpadeá, parpadeá/ No parés de mirar / estas letras que van y vienen/ hacia dónde no lo sé.

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CAMINO AL FINAL

Se me está haciendo muy duro. Cuesta llegar. Sin embargo, ¡es tan linda la vida! Más allá de la mitad del camino, se hace difícil. Sin embargo, ¡es linda la vida!
- Estoy preso, sabe, le dije a la psiquiatra. Me miró algo sorprendida. ¡Pero es linda la vida!.. - Errores transitados, sabe, pero una persona de bien. ¡Linda, linda, vida!
Acabo de pellizcarme. Todavía no moriré. Conmigo, con ellos...
-Sabe, los quiero a los muchachos.
¡Es viva la linda vida!

Un día llegaré y reiré.
EDDY.


El amor no duerme, cuando no se conoce.
NERI


EL MUNDO ME TIENE

El mundo me tiene
pero no tengo el mundo
El tiempo no tiene base
Y el pasado...

Perdido en el presente
y en el futuro

¿Dónde estoy?
¿Dónde estaré?

Pero me gustaría estar
CESAR DANIEL ROUGE


En cada rincón de mis pensamientos
Te busco, te hablo y te vuelvo a perder
Eres aire que inhalo y suelto

Así es como me muevo
En tu recuerdo
JEN

Acabamos
de mudarnos
de cuarto
Sobre el mar
HERNAN




LOS ESPEJOS ROTOS

Hay espejos que muestran rastros.
Hay espejos;
sólo son reflejos.
Pueden ayudarte a elevarte.
Pueden ayudarte
Compraron continentes con ellos.
Compraron rostros
Pero los espejos están rotos.
Rotos.
Rotos.

Hay que salir a buscarlos
Surcarlos
en el reflejo del agua sucia
que está en el balde.
En el reflejo del sol
que está en los plásticos.

Sólo quiero verme.

La casa sin espejos, ahora,
tiene rejas.



Los libros tienen historias que contar
Yo tengo una:

Hay un día en que la música es como el viento;
melancólica
Y el viento sopla y caen las hojas de algún árbol
Hay un día en que el clima no se hace sentir
El clima es el viento
El viento trae remolinos y, no, olas
En las nubes hay la lluvias
Y las lluvias son agua que cae de huellas
que dejó el amor.
NERI
NINGUNA VUELTA VOY A DAR.

Soy el perro que salí de las llamas ardiendo
Soy el salvador del campo
Soy las llamas ardiendo
Soy un perro manto negro con los ojos azules
y también el poeta que escribe estas líneas.

Dejame ver qué hay para saborear esta vuelta.


¿POR QUÉ HAY PIEDRAS
QUE A ESTA ALTURA
NO PUEDO TALLAR?
HERNAN



“Ser traductor es un olvido”
CESAR DANIEL ROUGE

VOY A DECIRTE ALGO

Voy a decirte una cosa
de capital importancia:
El hombre cambia de gustos
cuando cambia de lugar.
Aquí, me gusta dormir.
Me gusta terriblemente soñar
que una mano amiga, venga
Y abra las paredes de mi celda.
Me dejo ir por ese sueño,
como la luz se desliza
sobre las tranquilas aguas.
HERNAN



Tus ojos me trasladan a tu alma
Me pregunto qué nace y muere en tus entrañas

Arañas
Heridas

Que hay
Que no hay
Que es invierno

Que vos y yo temblando....

-¿Qué?

-Si buscara algo en nosotros este frío.
SANDRO

Soy una luz que penetra los ojos de la gente
Soy el alba de tu mirada
El sol
Una cadena rota
Un ángel de mañana o de noche
que respira en tu hombro
Soy manta y libertad
Anteojos con que busco
una realidad ya no de frío
Y los ojos de una mentira real.
LISANDRO

PARTICIPARON DE ESTE PRIMER GRUPO DE CARACOLES
Cesar Daniel Rouge, Mario, Francisco, Lisandro, Alejandro Hernán Mira, Neri, Sandro, Eddy, Sergio, Jen, Ángel, Juan Pablo, Oscar, Julián, Feliz, Lorenzo y Mariano.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Los institutos de menores: Piedra difícil de roer.

Una persona que trabajó en un instituto de menores quiso compartir su experiencia con nosotros.


Las políticas de estado sustentan derechos humanos donde las promesas son infinitas.
Sin embargo estos derechos parecen esfumarse a la hora de mirar la realidad de una institución como un penal para menores. Allí es, entonces cuando uno se pregunta ¿Queda el cumplimiento de los derechos de los niños librado a criterio de ciertas personas con ganas de trabajar?, ¿alcanza, con eso? ¿ En manos de quienes dejamos a estos chicos, cuando se decide encerrarlos? ¿Se evalúa que queremos desarrollar para ellos?, ¿Basta conformarse desde el Estado con (como se escucha decir en los pasillos de estos lugares) con salvar a uno ...?
Sin lugar a dudas las políticas actuales no se encuentran encaminadas en compromiso alguno para trabajar en la construcción de seres humanos libres.


*El lugar, ¿propicio para solucionar carencias?
Una institución cerrada. Que alberga a más de cien niños en situación de “riesgo socio penal”. Distribuida en varios sectores. Que contienen, a su vez, a más de treinta jóvenes. El espacio físico: una pieza de dos por dos con una simple ventana y una gran puerta de hierro. Cada una, distribuida en un pasillo, también, cerrado por otra gran puerta de hierro.
Pero los derechos están cubiertos. Vociferan:- ¡No les falta un colchón! Eso sí, que se peleen por tener unas sábanas y en invierno una manta.

*La alimentación, ¿una guía de nutrición?
Horarios contemplados: desayuno; un pan (quizá algo húmedo) con dulce y una leche aguada. Almuerzo fideos ( quizá carne) servidos en bandejas con cubiertos de plástico para evitar contagios. La cena: Igual que el almuerzo.

*Las actividades, ¿para desarrollar una salida laboral en el afuera?
¿Acaso con un taller de tarjetas españolas? ¿O en la escuela pintando fotocopias del ratón Mickey?. Muchos maestros están mal pagos y cansados del maltrato ¿pero, y los jóvenes? ¿Por esto no deben saber y conocer lo que es un libro? ¿Podemos seguir sosteniendo afirmaciones del tipo ‘’si estando en la calle no lo hicieron menos lo harán acá’’.?
Quizá sea martes y les toque un rato “de patio”, media hora. Quizá los guardias estén de buenas; diez minutos más. Eso sí la pelota queda librada a su imaginación. Alguien se robó los elementos de juego. (No fueron los pibes chorros)

*La enfermería, ¿disponible a cualquier hora?
Espacio muy concurrido antes de que caiga el día (muchos jóvenes están medicados -ya sea por abstinencia o para calmar la ira contenida que, dicho sea de paso, es la misma que los trajo a la institución.) Pero en la noche si un joven epiléptico está en su celda y el guardia no escucha que necesita ayuda la enfermería estará siempre lejos para solucionarlo.
El aislamiento genera enfermedades; pero no se hace hincapié en el aseo personal ni se establecen charlas de prevención.

*Información de su situación penal y de sus derechos en “dicha estadía”
Luego de dos días se le asigna a cada joven un psicólogo y un asistente social ambos trabajarán conjuntamente con el afuera para elaborar un informe del joven que será enviado al juzgado, este proceso llevará varias etapas de entrevistas en las cuales ¿se contempla al joven como un ser de derecho para pedir entrevistas si esta triste o necesita comunicarse con alguien?.
Conclusión
Serán estos lugares los que formen a nuestros jóvenes? Jóvenes que con apenas quince años ya tienen un hogar destruido por la marginación y la indigencia? Que vienen de vivir en lugares donde habitan más de siete personas en una pieza y donde el baño es una tapera?
No será que muchos de los que hoy ocupan un cargo en estas instituciones por el cual cobran mes a mes (y que se indignan cuando no está el sueldo) se estén jactando de “jueces” e ignoren o quieran ignorar qué es lo que sucede con nuestros pibes?
No será que estos chicos no tuvieron todas las oportunidades necesarias para desarrollarse como los seres humanos que son? Que ni siquiera pueden soñar con un futuro porque sobreviven en el día a día? Enfrentándose al abandono que supone la falta de educación, el negocio de las drogas, (que se consumen con un alto nivel de alcaloides y basura como la virulana) ¿Quiénes quieren distraerlos de la violencia implícita en la que viven? ¿Cómo cuidamos de nuestros chicos?
Mucha gente intenta sumar su buena voluntad para trabajar y tratar de poner su grano de arena en estos lugares de encierro. Pero con tener ganas no alcanza. La mayoría de quienes se desempeñan en estas instituciones no fueron preparados para estar allí; tampoco, por ende, son evaluados y ,en el camino, alguno de los que intentaron cambiar algo se han perdido por no tener una orientación real o porque no acordaron sostener esta mentira en la que nadie considera a nadie como ser humano. Donde el sistema es perverso por sí mismo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

FRENTE A LOS GOBIERNOS, DERECHOS HUMANOS

(del Manifiesto del Grupo de Información en Prisiones GIP fundado por Michael Foucault)

La cárcel/manicomio más allá de los muros.

Recibimos este material desde Neuquén. Decidimos incluirlo en nuestro blog por entender que la prisión, lo manicomial, no se agota en la cárcel-hospicio, sino que forma parte de un entramado de violenta invisibilización de las diferencias que el poder hegemónico maquina para "asegurarse" el exterminio deliberado de vidas humanas.


HOY OSCAR FALTÓ

Hoy Oscar faltó. Apenas llegué a la escuela, la vicedirectora nos avisó que la madre estaba internada en gravísimo estado. Hacía 2 días que Oscar y sus hermanos se habían reincorporado a clases, luego de haber dejado de concurrir en dos oportunidades. La primera vez, junto a su madre y hermanos habían sido trasladados a un hogar debido a que su padre ejercía violencia sobre su esposa, esa violencia que se convierte en segunda piel de las mujeres pobres. Pasado un tiempo, nos llega una resolución de la jueza acargo del caso, que dispone la exclusión del hogar del padre pero lo autoriza a construirse una pieza en el patio trasero de la casa. Otra vez,una más, el accionar de la justicia que sigue tallando hondo lavulnerabilidad de los cuerpos de las mujeres. A los días, Oscar ingresa otra vez a la escuela. Un poco más arreglado, y ya sin los mocos colgando de sunariz (recuerdo que le regalé un pañuelo apenas comenzaron las clases).Viene casi todos los días y se desenvuelve muy bien en clase. Tiene una letra esperpéntica y todo el tiempo se adula a sí mismo, quién si no. A los meses, vuelve a desaparecer. Los chicos que son vecinos comentan que lo vieron partir en un móvil policial, que el padre casi la mata a golpes a la madre, que los propios niños corrieron a la comisaría a hacer la denuncia.Terminaron en un hogar cristiano y tanto él como sus hermanos quedaron desescolarizados. Un mes más tarde, comenzó a concurrir a una escuela cercana, en la que sólo duró dos días. Según dicen las voces del barrio, la madre regresó a "su" casa, cansada de que la "mandaran" en el refugio y paracuidar a su marido, al que unos jóvenes le habían propinado una paliza.Oscar ingresó una vez más a nuestra escuela. Pero algo pasó, tal vez eso quetodo el mundo sabe que va a pasar, no como destino, en todo caso como negligencia social cuando lo familiar se vuelve mortífero. La madre decidió tomar insecticida, veneno para hormigas.... será para matarse los insectos que la pobreza te mete dentro, el aleteo de una vida entregada al alcohol y a otros, menos a ella misma. Recuerdo su abdomen prominente exhibido sin pudor cuando venía a dejar a sus hijos, al igual que su aliento etílico que impregnaba tempranamente el pasillo de las aulas. Hacía rato que el veneno se le había metido en la piel, por ósmosis, por ser mujer, por ser pobre,por vivir en una provincia que captura esos cuerpos en un sistema clientelar en el que se les juega la vida.porque su cuerpo sí fue un campo de batalla descarnado.Hoy Oscar faltó. Y Soledad, una compañera, me pregunta sobre las capitalesde las provincias (el día anterior estuvo ausente, porque debía cuidar a susobrino, limpiar la casa y de paso regar el patio). Un grupo de varones, que se sientan juntos, se ríen sarcásticamente y gritan ¡no sabés, porque faltaste!. Mi rabia sólo encontró límite en el escritorio destartalado que me separaba de ellos, situados allá al fondo, al fondo de un machismo que se les hace carne con cada minuto que pasa. Les recriminé que tener pito no les daba derecho a tratar así a la compañera, que no da derecho a maltratar.lasrisitas por la palabra "pito" se les filtraban por los labios. Y la historiade Oscar hilvanó la aguja de mis pensamientos. Quería compartir con mis alumnos y alumnas mi propio dolor, mi honda impotencia. Les comenté que en ese mismo momento había un compañero sufriendo porque su papá se creyó con derecho a maltratar y golpear a la mamá, que hace tiempo que Oscar la viene pasando mal, que hizo lo imposible para estar en la escuela y propuse:"Quien quiera escribirle una cartita de cariño, bienvenida sea". Las niñas accionaron rápidamente, varones pocos. La pasividad manifiesta de los niños trajo a mi mente la frase de un nene cuando, en el taller de sexualidad,tenían por consigna expresar por escrito "Por qué eran varones o mujeres".Él, con diez años, dijo: "yo soy un varón porque pienso como hombre, porque soy masculino y porque voy a morir como hombre". Y claro, los varones no expresan cariño, menos hacia otro varón, acaso se ponga en riesgo o se sospeche de su masculinidad heterosexual. También las frases de las niñas se enredaron en mi abigarrado sentido de maestra, ya estallado. Esa identidad que me dibuja límites y que me empeño en distorsionar, con mi pública sexualidad disidente como lesbiana y feminista, con una práctica que lleve más allá los constreñimientos de un pedagogía moderna funcional a un Estado que ya no existe, de una escuela cuyos sentidos fundacionales se desfondaron hace tiempo, licuados en una nueva temporalidad. "Yo soy una mujer porque tengo cualidades de limpiar mi casa"; "Uso ropa de mujer, hablo como mujer, tengo sentimientos de mujer, me gustan los hombres, me gustan los colores de mujer, tengo el carácter de mujer, puedo tener hijos". ¿Algo de este venenole habrán dado de tomar a Sandra, la mamá de Oscar, desde niña? ¿No se estarán intoxicando mis alumnas con tanto discurso sexista yhete(r)ro(r)sexista?Ezequiel se enoja y se enfurece porque lo tratan de "nena", y a David le dicen "nena" porque se puso un arito, es un signo de amariconamiento, de la indeseabilidad para el macho argentino llamado a vacunarse contra la rubéola por el propio Estado. Haciendo un cálculo al vuelo, más del 50% de las madres de nuestra escuela han hecho la denuncia por violencia por parte de sus parejas, es decir, han estado judicializadas, sometidas a la maquinaria estatal que las resitúa en su lugar de victima, las aísla en interminables citaciones al juzgado y la precariedad de recursos las devuelve a un círculoque se angosta. Recuerdo una sugerencia práctica que le hice a la profesorade educación física, tiempo atrás: "habría que incorporar clases de autodefensa para las niñas".Son las vidas descartables, las vidas sin utilidad, la nula vida del estado de excepción. Sus cuerpos son los residuos de las economías biopolíticas,en las que mujeres jóvenes pobres maricones tortilleras travestis bolivianas/os discapacitadas/os emergen como candidatos al exterminio. En esos cuerpos los derechos, la ciudadanía, la ley, se suspenden. Y su asesinato en esta guerra de baja intensidad que es la pobreza, no constituye homicidio ya que es materia disponible para ejercicios de poder sobre lavida.Hoy Oscar faltó. Estoy triste y quiero llorar porque este guardapolvo ya no soporta más injusticias. No quiero resignarme a no doler, no quiero resignarme a que el aula sea un campo de batalla simbólico. Por eso hoy lloro, por la mamá de Oscar, por Oscar, por mí. Y también por Lali y su mamá con el ojo amoratado por un piedrazo que recibió al resistir en su casilla aque le robaran sus propios vecinos. Lloro porque una compañera sólo atina adecir "¿para eso se los llevó? Los dejó un mes sin escolarizar" y porque la moral hegemónica que inviste nuestra identidad docente -aunque después no se practique- nos vuelve crueles juzgadoras de vidas ajenas. Lloro porque estáen juego el sentido de lo humano. Lloro porque entiendo.Tengo el pelo tamizado de arena por las ráfagas de un viento irascible que azota la ciudad, es casi imposible ver. Pero no hay visión sin ira, sin furia. Audre Lorde ya nos advirtió que volverle la espalda a la ira es volvérsela al conocimiento.Yo también me voy envenenando de a poquito. No es una autointoxicación voluntaria como experimenta Beatriz Preciado [1] , en mi caso es compulsiva.No es con dosis de testosterona, sino con los efectos políticos y corporalesde la naturalización de la testosterona como hormona masculina que lubricaun régimen sexo-biopolítico que es mortal. Lo mío también es experimentación, desde una mixtura de identidades que se deslizan unas sobreotras, de maestra precarizada, de tortillera activista, de mujer masculinizada, de feminista heterodoxa, de practicante de escrituras. Estas son mis condiciones de producción de conocimiento, de una corporalidad arrojada a la intemperie, localizada en estas coordenadas de situacionalidad del mundo, éste, aquí, hoy, que Oscar faltó porque su mamá se envenenó.


Valeria Flores: Maestra de una escuela en el oeste de la ciudad de Neuquén. Activista de fugitivas del desierto -lesbianas feministas. Co-coordinadora de la listaelectrónica Educadorxs LGTTBI.