Somos un grupo de compañeros que padece el vejamen de estar injustamente encerrado en una cárcel manicomio en la Ciudad de Buenos Aires. Comenzamos a reunirnos hace casi tres años a escribir porque pensamos que, a pesar de estar secuestrados en este lugar; la prueba de vida más potente que podíamos y podemos seguir dando hacia afuera era y es nuestra PALABRA.
“¿Acaso escribir no es un modo de conocer la estrecha frontera que separa la locura del in-mundo vivir que nos propone el encierro?”
Paredes y rejas nos aíslan del mundo en el depositario. No importa. Aquí estamos escribiendo” (Caracoles-2005)
Estas reflexiones fueron las que iniciaron el camino de este proyecto de vida. Porque -aunque nos juzguen locos-, para nosotros, este grupo, es el proyecto de vida que, hoy por hoy, podemos construir desde aquí dentro. Aunque, no por ello, dejamos de soñar y trabajar para derribar los muros de la prisión, del hospicio.
Creemos en la urgencia de crear un nuevo mundo sin adentros ni afueras. Soñamos con un otro tiempo en el que, entre unos y otros, vayamos aprendiendo a vivir el tiempo del amor y la solidaridad compartidos.
De esa manera, prestándonos la cabeza, la garra, el corazón, el dolor ganamos conciencia acerca de lo que nos ocurría. A medida que escribíamos sobre el papel sumamos fuerza y coraje para salir a decir sobre el tremendo horror que padecíamos. Nuestros trazos pedían hacerse tramas en nuestros cuerpos, letras y escrituras vivientes.
Para quien no sepa de qué hablamos cuando decimos “horror”, estamos refiriéndonos a tener que barrer sangre por las noches, a ver cómo un compañero se cosía la boca para no hablar más, a presenciar cómo otro compañero -no soportando tanta crueldad- abría su vientre con una navaja y se sacaba las tripas, mientras era golpeado por un carcelero. Además de la medicación. Además de las balas que nos eran disparadas desde el cielo entretejido de esta cárcel por habernos permitido salir a defender a un compañero que estaba siendo apaleado. Además de las torturas físicas y psíquicas descargadas sobre nuestros cuerpos por la fuerzas de seguridad y el personal médico y psiquiátrico a su cargo.
Producto de la valentía de muchos compañeros que denunciamos lo que estaba pasando hace poco menos de un año se produjo en esta Unidad Penal la intervención de una Comisión de Seguimiento y Evaluación de Reforma Psiquiátrica. efectuada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Pensamos, que al fin, algunas de nuestras voces habían tenido escucha. Pero no fue así.
Al poco tiempo de su ingreso un compañero muere por sobredosis y esa muerte sigue aún sin esclarecer. Tampoco nuestra situación ha variado. Mientras ellos no dejan de mostrar fotos y declamar escritos en congresos, diarios e informes, llenándose la boca con lo que han hecho, nuestras vidas siguen atrapadas en esta cloaca; con el agravante de que ahora la dominación se hace más sutil. Aunque ellos digan que no, seguimos siendo peligrosos. Locos y criminales bajo el poder del SPF, pero en connivencia con la psiquiatría disfrazada de progresista. Ahora, nos torturan con el cinismo de una dulce voz o una palmada en la espalda, al salir de una entrevista psiquiátrica.
No podemos decidir sobre la brutal medicación que nos obligan a tomar, ni sobre el tratamiento que nos imponen. Temblamos, nos babeamos, nuestros movimientos vitales están severamente reducidos, algunos ya no podemos leer, ni escribir, ni levantarnos de la cama. Es cierto, los golpes físicos han mermado. Porque, hoy por hoy, nos castigan con drogas e interrogatorios psiquiátricos más sofisticados. Nuestros diagnósticos se construyen con la amenaza permanente del SPF caminando literalmente sobre nuestras cabezas.
AUN NO PODEMOS DAR NUESTROS NOMBRES.
NO PODEMOS DECIR EN QUE LUGAR EXACTO DE ESTA CIUDAD NOS ENCONTRAMOS.
PERO NUESTRAS MIRADAS PUEDEN SER TOCADAS POR USTEDES EN CADA PALABRA QUE VAYAMOS ESCRIBIENDO.
NO ESTAMOS DESAPARECIDOS. ESTAMOS SIENDO TORTURADOS EN UN CAMPO DE EXTERMINIO CON BUZONES, CAMARAS GESEN Y DROGAS DE ULTIMA GENERACIÓN.
POR ESO, HOY, 9 DE JULIO DEL 2008, EN PLENA VIGENCIA DEL ESTADO DEMOCRATICO, QUEREMOS PROCLAMAR, GRITAR, GRITAR QUE AUN SEGUIMOS VIVOS.
CARACOLES en Red
EN LUCHA POR LA ABOLICION DE LOS MANICOMIOS
Esta declaración, así como la publicación de nuestro blog, no serían posibles si no contáramos con la audacia y generosidad que los compañeros de “Ciudad Interna”, grupo autogestionado de la cárcel de Coronda nos brindó para salir a luz.
Su vital insurgencia y compromiso con los sectores más postergados de las cárceles, nos dieron fuerzas para que tanta injusticia atragantada dejara de ser un aullido ahogado y se transformara en este grito reunido de libertad.
El hecho de que, todavía no demos nuestros nombres, como tampoco el de la Unidad Penal donde nos encontramos secuestrados es una decisión que “Caracoles” ha tomado no sólo para preservar nuestras vidas; sino para producir, en la arena de la disputa por la posesión y el control de la palabra-cuerpo, una lucha colectiva.
“¿Acaso escribir no es un modo de conocer la estrecha frontera que separa la locura del in-mundo vivir que nos propone el encierro?”
Paredes y rejas nos aíslan del mundo en el depositario. No importa. Aquí estamos escribiendo” (Caracoles-2005)
Estas reflexiones fueron las que iniciaron el camino de este proyecto de vida. Porque -aunque nos juzguen locos-, para nosotros, este grupo, es el proyecto de vida que, hoy por hoy, podemos construir desde aquí dentro. Aunque, no por ello, dejamos de soñar y trabajar para derribar los muros de la prisión, del hospicio.
Creemos en la urgencia de crear un nuevo mundo sin adentros ni afueras. Soñamos con un otro tiempo en el que, entre unos y otros, vayamos aprendiendo a vivir el tiempo del amor y la solidaridad compartidos.
De esa manera, prestándonos la cabeza, la garra, el corazón, el dolor ganamos conciencia acerca de lo que nos ocurría. A medida que escribíamos sobre el papel sumamos fuerza y coraje para salir a decir sobre el tremendo horror que padecíamos. Nuestros trazos pedían hacerse tramas en nuestros cuerpos, letras y escrituras vivientes.
Para quien no sepa de qué hablamos cuando decimos “horror”, estamos refiriéndonos a tener que barrer sangre por las noches, a ver cómo un compañero se cosía la boca para no hablar más, a presenciar cómo otro compañero -no soportando tanta crueldad- abría su vientre con una navaja y se sacaba las tripas, mientras era golpeado por un carcelero. Además de la medicación. Además de las balas que nos eran disparadas desde el cielo entretejido de esta cárcel por habernos permitido salir a defender a un compañero que estaba siendo apaleado. Además de las torturas físicas y psíquicas descargadas sobre nuestros cuerpos por la fuerzas de seguridad y el personal médico y psiquiátrico a su cargo.
Producto de la valentía de muchos compañeros que denunciamos lo que estaba pasando hace poco menos de un año se produjo en esta Unidad Penal la intervención de una Comisión de Seguimiento y Evaluación de Reforma Psiquiátrica. efectuada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Pensamos, que al fin, algunas de nuestras voces habían tenido escucha. Pero no fue así.
Al poco tiempo de su ingreso un compañero muere por sobredosis y esa muerte sigue aún sin esclarecer. Tampoco nuestra situación ha variado. Mientras ellos no dejan de mostrar fotos y declamar escritos en congresos, diarios e informes, llenándose la boca con lo que han hecho, nuestras vidas siguen atrapadas en esta cloaca; con el agravante de que ahora la dominación se hace más sutil. Aunque ellos digan que no, seguimos siendo peligrosos. Locos y criminales bajo el poder del SPF, pero en connivencia con la psiquiatría disfrazada de progresista. Ahora, nos torturan con el cinismo de una dulce voz o una palmada en la espalda, al salir de una entrevista psiquiátrica.
No podemos decidir sobre la brutal medicación que nos obligan a tomar, ni sobre el tratamiento que nos imponen. Temblamos, nos babeamos, nuestros movimientos vitales están severamente reducidos, algunos ya no podemos leer, ni escribir, ni levantarnos de la cama. Es cierto, los golpes físicos han mermado. Porque, hoy por hoy, nos castigan con drogas e interrogatorios psiquiátricos más sofisticados. Nuestros diagnósticos se construyen con la amenaza permanente del SPF caminando literalmente sobre nuestras cabezas.
AUN NO PODEMOS DAR NUESTROS NOMBRES.
NO PODEMOS DECIR EN QUE LUGAR EXACTO DE ESTA CIUDAD NOS ENCONTRAMOS.
PERO NUESTRAS MIRADAS PUEDEN SER TOCADAS POR USTEDES EN CADA PALABRA QUE VAYAMOS ESCRIBIENDO.
NO ESTAMOS DESAPARECIDOS. ESTAMOS SIENDO TORTURADOS EN UN CAMPO DE EXTERMINIO CON BUZONES, CAMARAS GESEN Y DROGAS DE ULTIMA GENERACIÓN.
POR ESO, HOY, 9 DE JULIO DEL 2008, EN PLENA VIGENCIA DEL ESTADO DEMOCRATICO, QUEREMOS PROCLAMAR, GRITAR, GRITAR QUE AUN SEGUIMOS VIVOS.
CARACOLES en Red
EN LUCHA POR LA ABOLICION DE LOS MANICOMIOS
Esta declaración, así como la publicación de nuestro blog, no serían posibles si no contáramos con la audacia y generosidad que los compañeros de “Ciudad Interna”, grupo autogestionado de la cárcel de Coronda nos brindó para salir a luz.
Su vital insurgencia y compromiso con los sectores más postergados de las cárceles, nos dieron fuerzas para que tanta injusticia atragantada dejara de ser un aullido ahogado y se transformara en este grito reunido de libertad.
El hecho de que, todavía no demos nuestros nombres, como tampoco el de la Unidad Penal donde nos encontramos secuestrados es una decisión que “Caracoles” ha tomado no sólo para preservar nuestras vidas; sino para producir, en la arena de la disputa por la posesión y el control de la palabra-cuerpo, una lucha colectiva.
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